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Three shot - Un cambio elemental 01

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Era un día normal en las bellas y tranquilas planicies que conformaban el Reino de Ooo. Las pocas nubes que deambulaban por los cielos eran movidas pausadamente por las suaves corrientes de aire provenientes de las montañas a sus alrededores, dando sombra y frescura a todo aquel que pasase bajo sus aéreos y voluminosos cuerpos. Mientras los ciudadanos de aquel reino; conformados en su mayoría por dulces vivientes, daban paso a otro día de paz y prosperidad, su gobernante, la Dulce Princesa; llamada por sus más cercanos por Bonnibel o Bonnie, estaba como era costumbre en ella, en el laboratorio de su castillo de azúcar, dando los últimos detalles a uno de sus últimos inventos.

Las chispas de las soldaduras iban salpicando su máscara de seguridad mientras su fiel mayordomo, Mentita, le iba pasando las herramientas necesarias para acabar con la ardua labor que, desde hacía tres días, había consumido todo su tiempo, sin darle un instante de descanso. Los últimos golpes con un martillo dieron por finalizado su duro trabajo. Bajo de la escalera donde se hallaba subida y, tras quitarse las protecciones y dejar a Mentita con las herramientas que hubo usado, miro complacida el resultado de sus últimas investigaciones. Tomo una lona; ya gastada por los múltiples usos y, tapo con ella su creación.

-Con esto será suficiente –dijo la DP satisfecha-. Ahora… será mejor que descanse un poco antes de llamar a los demás.

Se dio un par de golpes en los hombros en un vano intento por aflojar la tensión que había acumulado en los últimos días por la repentina necesidad de crear aquel aparato, ahora tapado por aquella sabana. Se retiro del cuarto, reservado para sus experimentos, junto a su mayordomo, para disponerse a dormir al menos un par de horas para el evento que tenía preparado y que, con seguridad, cambiaria la forma que todos tenían de pensar sobre sí mismos y los demás.

Mientras esto tenía lugar, en la otra punta del reino, en uno de sus bosques más alejados y tenebrosos, unas sombras se internaban cada vez más por aquel laberinto de arboles, senderos sin salida y, con posibles bestias devoradoras de piel y huesos.

A la cabeza iba un joven de aparentes diecinueve años, de piel clara, facciones bien definidas y, bastante alto para su edad. Llevaba sobre su cabeza un gorro de oso polar; algo gastado ya por los múltiples usos y ya remendado por varias partes, el cual dejaba al descubierto parte de sus dorados cabellos como si de un amanecer se tratase. Una camiseta azul; la cual marcaba parte de su tonificado cuerpo, era acompañada por unos pantalones militares junto a unas botas tácticas negras. En su espalda llevaba una mochila redondeada en dos tonos de verde que, al igual que el sombrero, también tenía bastantes arañazos de golpes pasados. Era completada con una espada con una empuñadura en forma de cruz de un rojo sangre al igual que la hoja del arma. Los penetrantes ojos azules del chico; igual de brillantes y vivos como un zafiro recién tallado o el mismísimo océano, estaban observando centrados en un antiguo mapa, mirando por todas partes la dirección que debía seguir junto a la de sus acompañantes.

Detrás del joven y, con un rostro que de por si denotaba puro terror y miedo, andaba con sus dos patas anteriores un buldog; bastante regordete, de pelaje amarillo tostado. Sus oscuros ojos negros no dejaban de mirar a su alrededor, atento ante la mas mínima señal de peligro que pudiese acechar entre las sombras de aquel horrible lugar. Se detuvo un momento tras haber escuchado un sonido extraño. Miro a todas partes buscando el origen del mismo. Al no hallarlo, suspiro alegre al pensar que nos e trataba de nada pero, al instante siguiente, sintió como algo se arrastraba pos u espalda. Al dar la vuelta sus ojos hacia su espalda, usando para ello sus poderes mágicos, descubrió que se trataba de una pequeña oruga que se pasaba por su espalda. El se sintió aliviado de que solo fuera solo un insignificante insecto. Intento cogerlo con sus patas delanteras pero, cuando lo iba a tomar, la pequeña oruga rugió mostrando unos afilados colmillos, consiguiendo que el bulldog saliera corriendo aterrorizado en busca de ayuda del que los guiaba por ese tramo de bosque.

El ultimo integrante del pequeño grupo que se había adentrado en la espesura del bosque, se estaba; literalmente, partiendo de la risa, sosteniéndose su estomago en un vano intento por intentar no caerse al suelo por la falta de fuerzas que le ocasionaba el haber presenciado el tan cómico miedo que sufría aquel bulldog por una simple oruga. Se trataba de una mujer de aparentes veinte años. De figura más que envidiable acompañada por una larga melena negra en tono azabache lo que, resaltaba aun mas su ya de por sí, belleza. Su bello rostro se remataba con una suave y pálida piel; casi azulada se podría decir, junto a unos imponentes ojos carmesí casi como de rubíes hechos de sangre se trataran y unos suaves labios de los cuales, sobresalían un poco un par de colmillos blancos. Su vestimenta consistía en una sombrilla morada con calaveras incrustadas para protegerse de los pocos resquicios de luz solar que entraban a través de los orificios entre las copas de los arboles. A su espalda llevaba un bajo rojo con la forma y la dureza de un hacha. En sí misma, era un arma tan autentica como una espada se tratara. Unas botas altas marrones eran emparejadas con unos vaqueros negros ajustados, junto a una camiseta morada con dibujos de murciélagos y un pequeño chaleco negro por encima. Lo más curioso de esta mujer era que en vez de andar como sus otros dos compañeros, iba flotando a poco más de un metro del suelo. Se trataba de Marceline, la Reina de los vampiros quien estaba disfrutando de un día de aventuras en busca de lo que esperaba era un gran tesoro, junto a sus dos mejores amigos en su eternidad. El mágico pero, a la vez cobardíca bulldog regordete Jake quien ahora, estaba aferrado a una de las piernas del guía mientras este intentaba quitárselo de encima. Este joven era el hermano de Jake quien, a su vez, era el último humano de todo el planeta y además, el protector y héroe de esas tierras de sucesos y experiencias tan divertidas para vivir. Se trataba de:

-¡Finn! –Gritaba desesperadamente Jake-. Por favor, vámonos de este maldito bosque. Hay muchos bichos que quieren comerme… pero sobre todo –dio la vuelta a su cabeza para mirar hacia atrás- esta chupasangres no para de reírse de mí.

Marceline seguía riéndose del último susto que tuvo Jake hace tan solo unos momentos.

-¿A quién llamas “chupasangres”, perrito miedica? –Pregunto algo molesta Marceline mientras se terminaba de reponer de la risa-. Yo no tengo la culpa de que te asustes hasta de por tu propia sombra. Además, si no querías venir a este bosque ¿para qué has venido entonces, “gallina”? –pregunto burlonamente.

-Yo no soy ninguna “gallina” –replico Jake molesto-. Y vine para evitar que hagas algo “malo” con mi hermanito. Seguro que intentáis llegar al “nivel 15” si no estoy yo para vigilaros.

Aquel comentario hizo enmudecer tanto a la vampiresa; que bajo su rostro completamente apenado, como a Finn quien, había dejado de forcejear con el agarre al que le tenía su hermano. Es cierto que, desde hacia relativamente poco, tanto el humano como la vampiresa, se habían convertido en algo más que amigos. Habían por fin cruzado la zona de la simple amistad para entrar en una verdadera relación amorosa. Tras muchas trabas e inseguridades, ambos por fin se dieron cuentos de los sentimientos que mantenían ocultos el uno por el otro, convirtiéndose finalmente en una pareja cariñosa y muy enamorada el uno del otro. Aun así, había cosas que todavía no habían realizado en el poco tiempo que llevaban. No habían empezado a vivir juntos, es mas; ni siquiera habían tenido una cita seria y formal y Jake, ya les estaba hablando sobre llegar a un nivel que aun era un campo desconocido para ambos, tanto para Marceline como para Finn. Aunque Jake era muy sobreprotector con Finn pues, deseaba que siempre fuera puro e inocente, la realidad era que en el fondo, algún día se tendría que despedir de esa parte de su compañero del alma cuando Finn; al igual que hizo él con Arcoíris, forme su propia familia, en este caso, con Marceline. Pero ese día aun quedaba algo lejos o, eso esperaba. Mientras tanto, intentaría evitar cualquier intento de seducción por parte de la vampiresa hacia Finn para quitarle su inocencia.

Marceline miraba de reojo al humano, observando como este, seguía sonrojado hasta más no poder ante el comentario de su hermano adoptivo. Una idea picara se le cruzo por la cabeza con la cual, esperaba sacarse de encima al miedoso de Jake y, sobre todo, burlarse un poco de su ahora novio. Levanto el rostro con una sonrisa malévola y una mirada que denotaba picardía e incluso, un poco de lujuria mientras miraba a la pareja de hermanos y se acercaba levitando hacia ellos.

-La verdad Jake, es que Finn y yo hemos estado intimidando mucho estos días- dijo la vampiresa mientras tomaba tierra.

Los hermanos miraban a Marceline sin entender a que se refería.

-¿Qué quieres decir Marcy? –pregunto Finn mientras la chica se acerco seductoramente al humano, se posicionaba por detrás suyo y lo abrazaba cariñosamente.

-Finn… -respondió Marceline entre que se acercaba a su oído-. ¿No recuerdas lo que paso anoche? Cuando estábamos los dos solos en la habitación, con las luces apagadas y tú me cargabas en tus brazos hasta la cama y me comenzabas a quitar la ropa y a besarme salvajemente. Puedes parecer muy tímido con los demás pero, conmigo, te vuelves una bestia insaciable. Casi no dormimos en toda la noche pero, valió la pena.

Finn se quedo estupefacto ante tal historia que acaba de sacarse su novia de su retorcida y diabólica mente. Sus mejillas estaban a punto de explotar de la sangre que se bombeaba hacia ellas, poniéndose cada vez más rojas si era humanamente posible. Un millón de ideas se le pasaban ahora por la cabeza al joven héroe, pensando si así es como pensó alguna vez Marceline, pasar una noche con él a solas con él o, si así es como pensaba que sería él con ella. Estaba envuelto en un océano de pensamientos, intentado procesar lo que acaba de escuchar pero, sin duda alguna, el que peor lo llevaba era Jake quien, tras aquella trola, se había desmayado aun manteniendo los ojos abiertos, con un expresión de sorpresa y espanto a la vez en su rostro ahora, completamente congelado por la sola idea de haber permitido que Marceline le hubiera robado la inocencia a su hermano. La vampiresa ante ello, comenzó una vez más a retorcerse de dolor por la risa que le ocasionaba la gran facilidad con la que había podido sonrojar a Finn con su historia pero, sobre todo, con el dramático desmayo que tubo Jake quien ahora, yacía en el suelo como si de un vulgar pedrusco se tratara; rígido e inmóvil.

-¡Marceline! –grito Finn apenado y algo molesto-. ¡Eso no ha tenido gracia! Casi te cargas a Jake del susto con tu patraña de historia. Sabes perfectamente que nunca he hecho tal cosa contigo.

Finn se agacho para comprobar si su hermano todavía respiraba por el susto mientras, Marceline intentaba calmarse de su notorio ataque de risa y se acercaba de nuevo a su novio.

-¡Vamos Finn! –Dijo Marceline-. Tú sabes que me encantan las bromas, sobre todo las más vergonzosas y pesadas.

Finn no respondía. Ahora, solamente estaba pendiente del estado de su hermano quien, para su fortuna seguía respirando pero, aun en estado de shock, lo que le llevaría un rato en volver a la normalidad. Suspiraba profundamente ya más relajada al saber que estaba bien cuando sintió unos brazos rodeándole nuevamente por la espalda.

-Fin… ¿Estas enfadado conmigo por lo hice? –pregunto la vampiresa un poco triste por pensar que su héroe y novio pudiese estar molesto con ella por su forma de ser.

Finn se dio la vuelta aun envuelto en los brazos de la chica para abrazar ahora a esta, consiguiendo que levantara la vista para que le viera directamente a sus ojos celestes, notándose en ellos cariño y afecto en vez de ira o molestia.

-Marcy, sabes que jamás podría enfadarme contigo aunque quisiera. Lo eres todo para mí. La mujer de mi vida y con la que mi alma anhela estar para siempre. Tus bromas y ocurrencias son parte de ti, lo cual hace que también las ame igual que te amo a ti, mi “reina”. No debes ponerte triste por ello.

Marceline no respondió. Simplemente enterró su rostro en el pecho de Finn mientras lo abrazaba con mayor fuerza todavía. El humano apoyo una de sus manos en la cabeza de la chica, sobándola afectuosamente mientras la seguía abrazando con la otra. En su cara se notaba la felicidad por poder al fin tener a la mujer que siempre añoro en su vida quien, en realidad, estaba más cerca de lo que él pensaba y que siempre le apoyo en los momentos más difíciles de su vida. La vampiresa estaba igual de feliz que el humano. Sin mostrar su rostro por lo apenada que se sentía, expresaba una sonrisa de oreja a oreja por tener un novio tan comprensivo y cariñoso quien le consentía cualquier broma o comentario inadecuado, le dejaba ser como era ella en verdad sin ninguna señal de querer cambiarla en absoluto. Por mucho tiempo, estuvo buscando a la persona adecuada pero, siempre terminaba con idiotas que solo la querían usar por su posición de “Reina de los Vampiros”, por su contacto con su padre o, simplemente, como objeto para su uso diario; cosa que nunca le permitió a ningún hombre en toda su eterna existencia. Y, por fin, tras tantos siglos e búsqueda, al fin encontró a la persona ideal para ella. Alguien cariñoso, bondadoso, amoroso, gentil, amable y, sobre todo, que la amaba tal y como era ella, una de las mejores partes de él, aparte, claro está, de la dulce inocencia que lo embargaba.

Ahora que recordaba, todo aquel estrepito fue ocasionado por el comentario de Jake sobre el “nivel 15” y el suyo sobre de “pasar una noche con Finn a solas”. Sus mejillas se sonrojaron de golpe al pensar en esas posibilidades. Nunca llego tan lejos con alguien en su inmortal vida como para llegar a “ese” punto en una relación. Pero, cuando pensaba en Finn; sobre todo en el futuro, no podía evitar verle junto a ella en una casita al lado de algún lago mientras jugaban con un par de niños pequeños a su lado y se divertían como una autentica familia. Una ilusión que siempre tuvo en su vida y que, ahora, podría hacerse realidad con Finn a su lado. Siempre y cuando el aceptara volverse inmortal como ella para pasar el resto de sus vidas juntos. Todavía no habían tocado ese tema en el poco tiempo del que llevan saliendo pero, por ahora, solo quería que todo fuera normal. Ya hablarían sobre ello cuando tocara.

Tímidamente levanto el rostro, volviendo a ver los bellos ojos del humano quien ahora, la tenía sentada sobre su regazo. Al parecer en el rato en el que se dejo perder en sus pensamientos, Finn se había asentado en el suelo, manteniéndola todo lo cerca que podía de él. Marceline acaricio suavemente el rostro del humano, deslizándose y sintiendo sus facciones al instante en el que se acerco hasta estar a escasos centímetros de sus labios. Fue cerrando sus ojos al igual que Finn para, finalmente, darle un dulce pero intenso beso, saboreando y deleitándose con el gusto a vainilla que venía de sus labios. Finn, al igual que ella, probaba aquellos labios que, desde la primera vez que tuvo la suerte de besarlos, no podía resistirse a ellos, viniéndole un dulce sabor a fresas que solamente ella podía emanar. Por ellos, hubiesen seguidos con aquel acto amoroso por siempre pero, la falta de oxigeno por parte del rubio, provoco que tuvieran que separarse del beso pero, no de la cercanía de sus cuerpos, ahora apoyándose en la frente del otro con una sonrisa que transmitía felicidad y amor.

-Te amo, mi “Pequeño osito heroico” –expreso Marceline-. Ahora y por siempre.

Finn tomo una de las manos de la joven y lo entrelazo con la suya.

-Y yo a ti –respondió Finn-. Mi “Reina burlona”.

Ambos iban a repetir aquel momento de amor cuando un carraspeo a su lado les evito seguir con ello.

-Me alegra saber que están “tan preocupados” por mí, chicos –comento irónicamente Jake quien, por fin, se despertó de su desmayo y miraba enfadado con los brazos cruzados a la pareja-. Por favor, continuad, no quisiera interrumpirlos en plena acción. Pero, recordad que solamente quiero sobrinos que se parezcan a mí.

Aquello por poco consigue que Finn tire a Marceline al suelo junto con él.

-¡JAKE! –gritaron avergonzados ambos jóvenes.

El bulldog se empezó a tronchar de la risa al pillar a los dos enamorados con una de sus típicas bromas de pareja las cuales, siempre conseguían su objetivo: humillar a Finn y Marceline. Finn estaba por replicarle cuando sintió como la vampiresa se levanto de su regazo, se acerco hasta Jake y le puso una de sus múltiples rostros demoniacos, consiguiendo que se volviera a asustar pero esta vez, en vez de desmayarse, encogió hasta el tamaño de un ratón, salió corriendo por debajo de las piernas de la vampiresa para ocultarse en el interior de la mochila de Finn mientras gritaba: “Mama, socorro”. Ahora eran Finn y Marceline quienes se reían por el susto de su amigo perruno.

Tras unos minutos, el equipo de héroes volvió a ponerse en ruta para intentar encontrar el tesoro que se supone, estaba oculto en aquel bosque maldito. Todos estaban oteando los alrededores buscando cualquier pista que les llevara hasta el glorioso premio. Todos excepto Jake quien, para quitarse el miedo del cuerpo, estaba comiéndose parte de las provisiones del grupo; sin que se diesen cuenta, en el interior de la mochila de Finn. La pareja de aventureros prosiguieron su camino por la zona pero, sin suerte alguna. Cuando estaban por tomar un descanso y así, aclarar un poco las ideas sobre el perdido tesoro, recibieron un mensaje a través del crsital-telefono que Finn portaba e caso de que la Dulce Princesa requiriera de sus servicios en ayuda del reino y sus súbditos. El joven héroe tomo el cristal que colgaba de su cuello, mostrando ahora una pantalla holográfica rosada donde se podía ver ahora al gobernante del reino.

-Hola Finn –saludo la princesa-. Veo que también estas con Marceline.

-Hola Bonnie –dijo sin un ápice de interés la vampiresa.

La DP se molesto un momento ante sus modales pero, prefirió dejarlo de lado por el momento.

-¿Qué ocurre, Princesa? –Pregunto intrigado Finn-. ¿Ha ocurrido algo en el reino?

-No te preocupes Finn –respondió Bonnibel-. No se trata de nada de eso –Finn respiraba mejor al escuchar eso-. Te llamaba para que vinieras al Dulce Reino para que fueses testigo de mi última creación. También puede traerte a Marceline si lo deseas.

-¡Claro que iré, boba! –expreso Marceline molesta-. Si el va, yo voy.

Dicho lo cual, abrazo a Fin protectoramente, sacándole algunos colores al rubio.

-Muy bien… Os espero a ambos en la sala principal del castillo en una hora. Hasta luego Finn.

El cristal dejo de emitir la pantalla holográfica. Finn lo volvió a tomar y lo metió dentro de su camiseta.

-¡Esa chiclosa no se ha despedido de mi! –Marceline estaba con un puchero por la desesperación que la traía aquella mujer rosada-. Sera…

-Venga Marcy, no te enfades. Ya sabes que es un poco…

-¿Rara…? ¿Aburrida…? ¿Homo…?

-¿Homo? –repitió esa última palabra sin entender a que se refería su novia.

La chica al ver que no se enteraba de sus segundas, decidió cortar el asunto.

-Mejor olvídalo. Tendremos que posponer la búsqueda del tesoro para más tarde.
Marceline empezó a levitar del suelo pero, algo cabizbaja por tener que terminar con aquel día tan divertido de aventuras por culpa de las órdenes del gobernante del reino. Se dirigía a la salida del bosque cuando sintió unos brazo que al rodeaban por la cintura cariñosamente.

-No te entristezcas Marcy –dijo Finn-. Ya sé que es una lástima el que tengamos que irnos tan pronto. Pero, te prometo que te lo compensare más tarde, mi “Reina”.

Acto seguido le dio un tierno beso en la mejilla a la vampiresa. Ella se puso sonrojada por unos segundos por cómo se comportaba con ella pero, se le quito en seguida al darse la vuelta, apuntarle con el dedo a la nariz del héroe y, mirándole con seriedad pero maliciosamente le dijo:

-Más te vale que sea bueno el premio de consolación o, sino, dormirás esta noche en el sofá.

Tras ello, se dio la vuelta, continuando su camino hacia la salida del bosque.

-P-Pero si no vivimos juntos –replico el héroe un poco apenado.

-Aún –dicto tras girar sus rostro la vampiresa, mostrando una sonrisa picara y unos ojos seductores, consiguiendo enrojecer hasta límites insospechados al humano.

-¡M-Marceline! –Grito Finn antes de guardar el mapa de nuevo en su mochila y comenzar a perseguir a la vampiresa a través del bosque-. ¡Te vas a enterar!

-¡Ja! Píllame si puedes, tortuga.

Ambos acabaron corriendo el uno detrás del otro a través de colinas y valles, renovando una vez más la diversión que hasta hace unos momentos, estuvieron disfrutando hasta que la llamada de la Dulce Princesa los interrumpió pero, sin evitar que volvieran para la pareja otra vez. Estuvieron así por casi una hora, la cual, se paso volando para ellos entre risas y juegos. Al percatarse de que casi se consumió el tiempo que les dio la DP, Marceline tomo a Finn entre sus brazos mientras el sostenía su sombrilla para evitar que el sol la hiciera daño y, alzaron el vuelo hacia el castillo real para evitar así, llegar tarde a la reunión con la gobernanta. Al final y, tras un “ligero rodeo”, consiguieron llegar justo a tiempo a la entrada del palacio. Marceline dejo a Finn en el suelo nuevamente y, al alcanzar la puerta, dieron sus nombres a los guardias para que les permitieran entrar. Tras confirmar su llegada, los guardias-banana les permitieron ingresar en el castillo. Ambos subieron por las escaleras de galleta y azúcar como hicieron tantas otras veces en el pasado, hasta unas puertas que, a diferencia del resto del castillo; compuesto en su mayoría por dulce, estaban forjadas en fuerte acero y hierro, para evitar a los curiosos y ladrones a que entraran sin autorización real. Tras llamar a las enormes puertas metálicos y después de unos segundos de espera, una de la puertas se abrió, saliendo de la sala en impecable y siempre leal, mayordomo Mentita.

-Señor Finn. Reina Marceline. –Dijo educadamente Mentita mientras realizaba una pequeña reverencia-. Pasen. La princesa les aguarda en el interior.

El mayordomo ingreso dentro, seguido de cerca por la pareja, cerrando la puerta detrás de ellos. Cuando entraron en la sala de ciencias; el laboratorio, no se creyeron lo que estaban viendo. En el centro de la estancia estaba la Dulce Princesa, llevando una de sus típicas batas de laboratorio, anotando algunos cálculos y anotaciones en una libreta y, a su lado, había algo realmente grande; más bien gigante, cubierto por una sabana vieja y bastante usada. Pero, eso no era lo más impactante. En realidad eran las otras dos personas que se encontraban allí, charlando amigablemente. Una de ellas era, como no, la fiel amiga de la princesa de goma y, novia de Jake; la lluvicornio Arcoíris quien, hablaba con la que fue un tiempo atrás, la novia del héroe de Ooo, la Princesa del Reino de fuego, La Princesa Flama. Su atuendo cambio con el paso del tiempo y ahora, de pies hasta el cuello, portaba la armadura negra del Reino del fuego. Ambas se dieron cuenta de la aparición de la pareja, hubo un silencio incomodo en aquel momento. Tanto Finn como Marceline pensaban que la Princesa de fuego se pondría colérica cuando los viese; sobre todo a Finn pero, en vez de convertirse como suele hacer al enfadarse, en un gigantesco elemental en llamas, camino hacia ellos y, con una gran sonrisa, abrazo a ambos. La vampiresa y el humano estaban anonadados. No se esperaban ese gesto para nada por parte de ella y, menos que al hacerlo, no les hiciera daño al tocarlos. Tras unos segundos, la mujer de fuego se separo, mostrando todavía una sonrisa en su anaranjado rostro.

-¡Finn! ¡Marceline! –Expreso emocionada Llama-. Me alegra mucho de verlos. No me esperaba que vinieran.

La pareja se miro extrañada por un momento para volver a mirar a la princesa mientras el pequeño mayordomo se retiraba de la sala con una nueva reverencia al ver que no se necesitaba más sus servicios.

-Princesa… -susurro Finn-. N-No estás enfadada de que Marceline y yo estemos… ya sabes… juntos.

-¿Por qué debería estarlo Finn? –Pregunto burlonamente la chica de fuego-. Ya te dije que podíamos seguir siendo amigos siempre y cuando fuésemos sinceros el uno con el otro. Además, me parece bien que estés con Marceline. Os complementáis muy bien. Hacéis buena pareja.

Los dos aventureros se sonrojaron por aquel halago por parte de la princesa. No se esperaban que hubiese cambiado tanto desde que cortaron por culpa de los sueños de Finn con el Búho Cósmico.

-Entonces… ¿Nos nos intentaras convertir en cenizas cuando nos descuidemos, verdad, princesa? –pregunto Marceline un poco incrédula todavía del cambio de la chica quien, siempre fue la causa por la que le iba a visitar tan a menudo Finn a su casa.

-Claro que no Marceline –respondió con algunas risas-. Y por cierto… Ahora soy Reina Llama. Pero con Flama, está bien.

-Me alegra escuchar… Reina Flama –dijo Finn mientras se acercaba a Flama y le daba un abrazo el cual, fue correspondido por la joven.

-Espera un momento –interrumpió Marceline mientras se separaban Finn y Flama-. ¿Cómo es que no le estas quemando? Si mal no recuerdo, no podías tocar a nadie que no fuera de tu reino sin tostarlo como una rebanada de pan.

-Eso es muy sencillo Marceline –explico el gobernante ígneo-. Desde que tome el control de mi reino, estuve buscando nuevas formas de mejorar nuestras relaciones con los demás reinos sin el uso de la fuerza como solía hacer mi padre. Por ello y, tras arduas búsquedas, encontré un antiguo manuscrito en los sótanos de la biblioteca real, donde explicaba como contener la energía térmica que desprendía los habitantes del reino, usando para ello, distintas técnicas de meditación. Gracias a ellas, ahora puedo controlar perfectamente mis poderes sin temor a provocar el fin de Ooo y, sobre todo, a poder tocar a otros seres sin dañarles a ellos o a mí. Aunque…junto sus dedos índices con una mirada apenada- todavía no puedo tocar el agua pero, estoy en ello.

Finn y Marceline felicitaron a Flama por el gran avance que tuvo en este tiempo en el que no estuvo con el héroe. Estuvieron charlando por un tiempo; junto a Arcoíris que les unió pero, se dio cuenta que faltaba Jake pues, no le vio venir con la pareja. Al preguntarle sobre donde estaría el bulldog, los aventureros mostraron una pequeña sonrisa, señalando el interior de la mochila del héroe. Al abrirla, Arcoíris encontró a un menguado Jake zampándose un donut que, comparado con el, era casi del tamaño de una casa. Metió su pezuña en el interior de la mochila y, con lago de esfuerzo, consiguió sacar a Jake pero, con un “bonus extra”: Jake seguía aferrado al dulce donut, agarrándolo con los sientes para evitar perderlo de vista. Lo que provoco un pequeño enfado por parte de la lluvicornio y una risotada por el resto en la sala. La única que no se distaría con aquella situación era la Dulce Princesa quien, continuaba comparado cifras y anotaciones en su libreta. Tras verificar que todo estaba en regla, cerró su cuaderno, dándose cuenta ahora que habían llegado los últimos citados de su lista de presentes.

-Veo que todos estáis aquí –dijo la pelirrosa, llamando así la atención de los presentes-. Es hora de que os enseñe mi último invento. Algo… revolucionario.

La princesa se dirigió hacia su creación, tomo la sabana que lo cubría y, de un fuerte tirón, desvelo así, el misterio que guardaba debajo de esta. Todos quedaron impactados ante lo que vislumbraban. Se trataba de una especie de esfera de cristal, conectada a varios circuitos y ordenadores. En su interior, completamente visible, se alzaba hacia el exterior lo que aprecia ser una torre compuesta por varias decenas de anillas metálicas. En el extremo y, fuera de la esfera, una antena completaba la singular creación de la Dulce Princesa.

-¿Qué os parece? –pregunto inocentemente la DP, como si pensara que sus compañeros pudiese siquiera atener de que se trataba.

-Por amor a Glob… ¿Qué es eso Bonnie? –pregunto un poco exaltada Marceline.

-“Eso”, como tú lo llamas Marceline, es mi última creación –respondió ofendida la gobernante-. Se trata de mi “Variador Multicromosómico Espectral de Seres Vivos” o “VMEVS” para abreviar.

-Vale… ¿Y se puede saber que es un “Variador Multicroqueta de Espacios de…” no se que mas?

-“Variador Multicromosomico Espectral de Seres Vivos” –corrigió la DP a la vampiresa-. Veréis… desde hace un tiempo, estuve pensando en nuevas formas para que los distintos reinos que conforman; en su mayoría, Ooo, pudiesen sentirse más familiarizados con los habitantes de otros reinos y, así, se evitase posibles guerras entre sus gobiernos. Durante meses y meses, pensé en cómo conseguir ese propósito pero, por desgracia, sin éxito alguno. Hasta que un día, durante la hora del té, que me fije como Mentita cambiaba las cremas de una de mis galletas por otra distinta al no tener de las que me agradaban… - la mayoría de los presentes pusieron una cara extraña por escuchar lo que tenía que hacer el mayordomo para satisfacer las absurdas necesidades de la princesa de goma- …pensé que, si cambiaba la naturaleza de los ciudadanos de un reino y, los sustituía por los de otro reino enemistado, lograría que los habitantes de ambos se diera cuenta de sus errores y, dejarían de intentar destruirse el uno al otro. Por ello, diseñe y construí este aparato que estáis viendo.

-Entonces… -susurro Finn mientras se rascaba la nuca sin entender del todo la historia de la DP-. ¿Qué es lo hace exactamente este “Variador…” como se llame?

-Simple Finn –respondió DP-. Lo que hace –comenzó a explicar- es tomar el material genético dentro de los cromosomas en el interior del núcleo celular y, a través de fuerzas electromagnéticas de alta frecuencia, sustituirla por el de otra especie que sea introducida en el “VMEVS”. De esta manera, las características fisiológicas y genéticas de un individuo pasan de este a otro, consiguiendo así una mejor unión simbiótica entre reinos ¿Lo has entendido?

Pero nadie respondió. Todos en la sala estaban en el suelo, sentados, sobándose sus cabezas con ambas manos para aliviar el dolor de cabeza que estaban sufriendo al no entender absolutamente nada de lo que la princesa de goma, había dicho. Bonnibel, molesta, se apretó el ceño, en un vano intentar por evitar perder la calma que tanto la caracterizaba por tener que soportar tanto dramatismo ante una simple explicación científica. Tras unos segundos en los que todos parecían volver a un estado mental aceptable, Bonnibel volvió a intentar explicar el funcionamiento de su invento pero, esta vez, de una manera más fácil para todos ellos.

-¡Lo que quiero decir es que, cuando lo conecte, cambiara los poderes de dos personas y, así, todos se entenderán mejor! ¿Lo habéis pillado ahora? –grito frustrada Bonnibel.

-¡Ah! -expresaron todos a la vez-. Ahora tiene sentido.

-Como sea –carraspeo la DP-. Ahora solo necesito una muestra de ADN de dos personas…  ¿Algún voluntario? –pregunto con una sonrisa amistosa.

Todos se miraron los unos a los otros durante unos segundos para, al final, darse la vuelta y hace como si no hubieran escuchado ninguna petición. La pelirrosa ya se esperaba algo así pues, en sus últimas experiencias, hubo algún que otro error de cálculo y, no acabo como se pensó en un primer momento. Tales errores provocaron que; por ejemplo, Finn acabara teniendo orejas de conejo, que Marceline se volviera una tetera y Jake; en una ironía pura, se convirtiera en un burrito. Tuvieron que salvarle antes de Pan de Canela se lo comiera. Por suerte, esta vez, lo tenía previsto.

-Está bien… Está bien… -suspiro uso segundos-. Todos a la vez no, por favor.

La princesa se dirigió a la consola principal de su invención. Pulso algunos botones y palancas y, tras unos instantes, la enorme bola de cristal y hierro, comenzó a funcionar. La torre del interior empezó a girar por sí misma, cargando el interior de energía eléctrica que se suministraba hasta la antena receptora, generando pequeños rayos blancos. Bonnibel volvió a pulsar unos botones más y, en este caso, de uno de los lados del aparato, salió lo que pareció ser, una extraña manguera metálica en cuyo extremo sobresalía una esfera en tonos rojizos con un orificio en su centro. El redondo y, a la vez, largo conducto se dirigió hacia los presentes, recorriendo la sala con su cuerpo. Se paro enfrente de estos y, tras estudiarlos unos segundos, enfoco con la lente que tenía en medio hacia Finn. El héroe se puso a la defensiva, esperando cualquier cosa pero, en vez de dispararle o atacarle, lo que hizo fue iluminarle con una anormal luz violeta. Después de ello, la protuberancia de la maquina volvió a meterse en su oculto escondite.

-Veis como no ha sido para tanto –comento con una pequeña risa la gobernante.

-¿Qué fue eso? –pregunto el rubio tras volver a ponerse en una pose normal.

-Eso mi querido Finn fue… -se disponía a responder científicamente lo sucedido pero, al saber cómo reaccionarían, lo simplifico lo mejor que pudo-. Fue… la obtención de una muestra tuya.

-¿Y ahora? –pregunto Marceline ya impaciente por saber lo que sucedería.

-Ahora, solo queda introducir otra muestra de ADN y el “VMESV” realizara el cambio sin problemas en el cuerpo de Finn.

-Espera un momento –interrumpió la vampiresa-. ¿Ese trasto hará que Finn deje de ser humano para siempre? –aunque sabía que tarde o temprano Finn debería dejar de serlo si quería que estuviese con ella eternamente, aun no era el momento para ello y, menos, para transformarlo en algo completamente distinto-. No lo permitiré –celosa y protectoramente, agarro el brazo de Finn para evitar que le hicieran algo.

-No te preocupes Marceline –intento calmar Bonnibel a la peli-azabache-. Solo será temporal. Podre cambiarlo en cualquier momento desde aquí.

Marceline no estaba del todo segura sobre ello. No quería que lo transformara en algo que no pudiese convertirse en inmortal. No podría vivir si Finn muriese sin poder estar juntos como lo deseaban. Esta por replicar otra vez cuando sintió como Finn apoyaba su mano en su cabeza y la acariciaba con cariño. Ella por instinto, levanto la vista, mirando el rostro del humano que se mostraba con total seguridad.

-No pasara nada, Marcy –Dijo Finn-. No me sucederá nada. Todo saldrá bien.

-¿En verdad, Finn? –pregunto preocupada la vampiresa.

-Te lo prometo –el héroe beso la frente de Marceline para hacer que se sintiera mejor.

Marceline, ya más calmada, dejo de agarrar el brazo del humano pero, por si pasaba algo, lo agarro de la mano y la entrelazo.

-Si todos estáis preparados…continuemos –dijo la Dulce Princesa al volver al panel de control e iniciar el siguiente pasó de su experimento.

Dentro de la maquina ya se podía ver una gota de color dorado que fluctuaba alrededor de la torre eléctrica. La princesa estaba a punto de continuar con la siguiente parte del proceso cuando, sin saberlo, una figura entre las sombras había estado al tanto de lo ocurrido. No se movió nada, esperando una oportunidad para contraatacar con el “plan”, por llamarlo de alguna manera, que había ideado al escuchar sobre el poder de aquella maquina.

-¡Muy bien! –Expreso DP-. Ya solo falta añadir la nueva cadena genética y todo estará prepa…

Antes de que supiera que ocurrió, Bonnibel estaba levantándose del suelo, sobándose la cabeza algo dolorida por el repentino golpe que sintió cuando algo le tiro al suelo. Al levantar la vista, algo enojada por ser interrumpida en un experimento muy importante, no se creyó lo que estaba mirando.

-¡Princesa Grumosa! –Grito DP al ver quien la tiro al suelo-. ¿Qué se supone que estás haciendo?

PG estaba sudando por cada poro de su cuerpo, respirando agitadamente y mirando por todos lados de manera efusiva y nerviosa.

-¡Yo quiero ser como Finn! –grito a todo pulmón Grumosa, dejando a todos los presentes de piedra.

-¡¿Qué?! –gritaron todos al unisonó al no creerse lo que habían escuchado.

-¿De que Glob estas hablando? –pregunto Bonnibel mientras se levantaba del suelo y se limpiaba la bata por el polvo acumulado.

-He escuchado todo sobre esta máquina –dijo PG-. Si introduzco mi AD… lo que sea, podre ser tan seductora como Finn y, así, mi novio Ken, me volverá a querer y dejara de lado a esa chicas bikini tan molestas y sin grumos.

La Princesa Grumos estaba ya llorando de la desesperación por su amor perdido pero, eso no dio ningún efecto de pena en el resto pues, al imaginarse todos como seria la PG si tuviera aspecto humano y a Finn con grumos y ese acento tan pijo, sintieron un escalofrió desgarrador y horrible arrastrarse por sus espaldas en vez de, lástima, por Grumosa. Pensaban, mas bien, que tanto tiempo viviendo dentro del bosque, llevando una bolsa de plástico como vestido y hablando con lobos, la habían trastornada demasiado como para pensara que semejante “plan”, iba a funcionar.

-Grumosa... –dijo Bonnibel-. Deberías clamarte y…

-¡No! –Grito PG-. ¡Nadie podrá quitarme a mi Kenny!

Antes de que nadie pudiesen evitarlo, Grumosa se lanzo al panel de control del “VMESV”, comenzando a tocar , apretar y deslizar botones, palancas y demás artilugios como una loca, intentado así que funcionara la maquina y se realizara su sueño dorado de volver a verse “atractiva” para su antiguo novio.

-¡Detente PG! –Ordeno la Dulce Princesa-. ¡No conoces el orden de programación!

Pero, ya era tarde. Con el empleo arbitrario de los mecanismos, Grumosa, sin darse cuenta, había iniciado el descontrol de los ordenadores que manejaban el gigantesco artefacto. Cuando la pelirrosa consiguió quitar de en medio a la PG con un empujón; al igual que hizo ella antes, e, intentaba averiguar que había hecho, ya era tarde.

-¡Oh, no! –fue lo único que pudo pronunciar Bonnibel antes de del aparato comenzara a salir rayos y relámpagos, el vidrio se comenzara a resquebrajar, que el aspirador de ADN se volviese loco y comenzara a escanear a todos. Tras ello, solo se pudo observar una intensa luz amarillenta que obligo a cubrir sus ojos al grupo y, después, se escucho una gran explosión.
Aqui esta la primera parte del relato para el concurso de :iconnekrobasilisko: Una vez mas, gracias DA por no dejarme subir la historia de una sola vez :lag: :lag: Gangster fella (Actions) Gangster fella (Actions) I Hate You Computer..Onion I Hate You Computer..Onion Laser Rage Laser Rage 

En fin, mientras arreglo el problema con el Da, os dejo lo que iba a ser un one-shot y acabo siendo un two shot.Llama Emoji-66 (Orly) [V3] Llama Emoji-66 (Orly) [V3] Llama Emoji-66 (Orly) [V3] Llama Emoji-66 (Orly) [V3] 

Espero que os guste y os agradeLlama Emoji-39 (Eager) [V2] Llama Emoji-39 (Eager) [V2] Llama Emoji-39 (Eager) [V2] Llama Emoji-39 (Eager) [V2]  Y no me odieis demasiado por el suspense que os dejo. Ya se resolvera en la siguiente parte que, espero, tenga para el proximo 25 de este mes mientras soluciona los problemas de internet y DA

Un saludo a todos vosotros, suerte y hasta el proximo comunicado XD

Siguiente: sergell.deviantart.com/art/Thr…
Comments57
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rariana8's avatar
OMG! Esto se ve tan genial como lo habia pensado O.O Amo lo que escribiste en serio te quedó fabulooooso :D